Durante las décadas de los años veinte y los treinta, concluida la lucha armada, México inicia la creación de un marco jurídico e institucional que habría de dar cauce al desarrollo nacional en un clima de progreso y estabilidad social que alcanzó más de cuatro decenios.
En este tiempo México pasó de una población de 20 a 75 millones y mantuvo una tasa de crecimiento de la economía superior al 6% anual en promedio. Hoy es la undécima nación del mundo por su población, su capacidad productiva ocupa el noveno lugar mundial (excluyendo a los países socialistas europeos), sus recursos naturales son abundantes y diversificados, cuenta con la cuarta reserva mundial de hidrocarburos y es uno de los principales productores de metales ferrosos y no ferrosos, tiene una agricultura diversificada y su industria es mayor que la de algunos países europeos como Suecia, Bélgica, Dinamarca y Noruega, o de países en desarrollo como Corea del Sur e India; además, la extensa y moderna infraestructura de transportes, servicios turísticos y comerciales compite con las mejores del mundo.
En el aspecto social, el progreso alcanzado en el área de salud pública, llevó a que se tuviera uno de los mayores crecimientos demográficos del mundo. Sin embargo, mediante la promoción de la planificación familiar se logró reducir la tasa anual de aumento poblacional de un promedio del 3,2% anual durante la década 1970-1980 a un 2,4% para 1984. A pesar de ese incremento demográfico en el decenio pasado, el número de personas con acceso a la educación superior y capacitación se triplicó, más del 70% de las viviendas cuenta con servicios de agua y energía eléctrica, se ha reducido el índice de analfabetismo del 26% al 17% y se ha garantizado el acceso de todos los niños a la educación primaria.
Economía muy deteriorada
Para finales de 1982 la base económica estaba muy deteriorada, el desempleo se había incrementado, la producción en muchos sectores estaba detenida o en tranco descenso, se experimentaba un proceso acelerado de incremento de precios que de no frenarse desembocaría en hiperinflación, el ingreso nacional se había contraído y no se captaba el ahorro de los mexicanos, el sector público registraba un déficit desmedido, la deuda externa había crecido desproporcionadamente, los ingresos petroleros se habían estancado y se daba una aguda escasez de divísas. Ésa era a grandes rasgos la situación nacional e internacional que enmarcó el inicio de la Administración del presidente De la Madrid (1 de diciembre de 1982). Por ello el Gobierno diseñó una estrategia para manejar al mismo tiempo los problemas inmediatos y los que habrían de permitir sentar las bases de un desarrollo más firme, justo y equitativo en el mediano y largo plazos.
En su discurso de toma de posesión como presidente de la República, Miguel de la Madrid propuso a la nación la puesta en marcha de un programa inmediato de reordenación económica para combatir la inflación, la inestabilidad cambiaría y la escasez de divisas, así como proteger el empleo y la planta productiva. En esta misma fecha delineó tres reformas fundamentales que en materia económica llevaría a cabo el Gobierno a fin de crear las condiciones adecuadas para tener acceso al cambio cualitativo que durante la campaña electoral de 1982 la sociedad mexicana le había demandado. La primera se refiere a la conducción estatal del desarrollo; la segunda, a las formas de organización y producción en el campo, en tanto que la última implica un cambio estructural en el proceso de industrialización del país.
La política económica adoptada ha permitido en la actualidad una corrección sustancial de los desequilibrios más graves y ha hecho posible asumir un control cada vez mayor sobre la marcha de la economía, aun cuando hay rezagos que no se han podido superar. El comportamiento y evolución de los indicadores básicos muestran una ligera recuperación en los niveles de la actividad productiva y el empleo, continúa el saneamiento de las finanzas públicas, mejora el sector externo y se restablece el prestigio crediticio del país, la deuda externa se reestructura a plazos más amplios y se reconstituyen las reservas, de divisas.